jueves, 2 de junio de 2011

Dia 27: Sentimientos revelados

Querido diario:

Han pasado varios días tras el encuentro con Shadow en el campo de girasoles y aún sigo dándole vueltas... Pero esta vez es una duda distinta: ¿por qué me dio aquél beso? Quizá... ¿le gusto? ¿O sólo fue agradecimiento?... Yo diría que fue agradecimiento... no creo que tenga posibilidades de que se fije en mí...

¡Menuda casualidad ha pasado hoy! Flora y yo cumplimos casi el mismo día: ¡una detrás de la otra! Es genial... ¡hicimos una fiesta grandísima para las dos! Y no solo había una tarta... ¡sino dos! ¡Y eran enormes! Había música y Sonia pinchaba los discos... ¡Parecía una discoteca! Sólo faltaba la bola... Pero lo bueno fue cuando Manic y Sonic fueron a gastarnos la bromita de estamparnos en la tarta cuando sopláramos las velas: ¡les cogimos y les enterramos la cara nosotras en las tartas! ¡Casi me muero de risa! ¡Por poco llenamos toda la casa de tarta y nosotros sin probarla!

Sin embargo, hubo algo en la fiesta que me entristeció: Shadow no estaba... ¡y Flora dijo en la fiesta que Silver y ella ya habían empezado a salir! Me alegré por ellos... pero en gran parte fue como una estocada en el corazón: yo no tenía a nadie... Al rato me entristecí demasiado y no me quedó más remedio que irme de mi propia fiesta de cumpleaños... No sabía a dónde ir en ese momento... pensé que si iba al campo de girasoles me descubrirían enseguida, así que puse rumbo al mar... a los acantilados. Menuda sorpresa me llevé cuando vi a Shadow allí... parece que el destino se ceba en que estemos más unidos cada vez... Me vio llorar, y en un impulso le abracé llorando... No sabía por qué estaba llorando, pero me sorprendió algo: de repente me abrazó y empezó a acariciarme para que me calmara... Y dio resultado... Le pregunté por qué no había ido a la fiesta y me respondió que no le gustaban nada las fiestas. Dijo que quería verme, pero que le daba miedo lo que pudieran pensar... ¿Le daba miedo lo que pensaran de él? ¿Por qué?... No me dio una respuesta, pero me felicitó por mi duodécimo cumpleaños y me regaló una rosa de color amarillo pálido. Es la primera vez que veo un gesto tan dulce en él, ¡no pude evitar sonrojarme!

Pero lo siguiente fue lo mejor del día: cuando le pregunté si quería que volviéramos a la fiesta, me respondió que no y me dijo: "Ya te dije que no me gustan las fiestas... pero sí me gustas tú..."... ¡y al acercarse a mí me besó no en la mejilla, sino en los labios! En ese momento, esa sensación que tuve cuando me besó en la mejilla el otro día se disparató por completo y se volvió muchísimo más fuerte... En ese momento, supe lo que de verdad sentía por él... Era amor... Me había enamorado de él... y él de mí... En un sólo segundo, el momento más triste de mi vida pasó a ser el más feliz... de todos...

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